Una década de cambios políticos

En los años ’60, la información llegaba al alcance de los ciudadanos con más facilidad que otros tiempos. Las ideas y la libertad de pensamiento corrían raudos por todos los pasillos de varias partes del mundo.
Se empezó a considerar otro tipo de valores como ejemplo de vida. Esto repercutió en la forma de vestir: nació la minifalda, escándalo social para las madres de aquel tiempo. El Papa Paulo VI se pronunció en contra del control de la natalidad. Otro argumento en contra más para aquellos que deseaban la libertad frente a las imposiciones de los mayores.
La cultura, como resultado de este molestar social, fue otro refugio de expresión juvenil. La chispa la encendió, en los años ’50, el cantante blanco Elvis Presley al interpretar sobre el escenario “música de negros”. Años después, Los Beatles despertaron en los jóvenes la rebeldía congénita de esos tiempos. América Latina no era ajena a ese escenario.
El mundo vivía en esa época una tensión política entre las dos potencias mundiales: la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS) y los Estados Unidos. Ambas se disputaban el liderazgo internacional en todos los terrenos. En el caso político, primaba el autoritarismo.
Sumemos a eso los diferentes enfrentamientos políticos de estudiantes junto a obreros contra las respectivas policías de diferentes países europeos: Francia, Italia, Portugal y la antigua Yugoslavia. Estas influencias salpicaron en la juventud de Estados Unidos.
La intervención militar de este país en la guerra de Vietnam desató innumerables críticas por parte de estudiantes, políticos, artistas y sociedad; y era plato fuerte sobre la mesa de debates en la campaña de las elecciones presidenciales de ese año, en que mataron al candidato demócrata Robert Kennedy.
Meses antes habían asesinado al reverendo Martin Luther King, defensor de la igualdad de los derechos entre las personas de su país. La indignación social hizo crecer los deseos de paz en el mundo.
El politólogo boliviano Carlos Cordero nos explica que “la mentalidad en los jóvenes de aquella época cambió como producto de los horrores de la Segunda Guerra Mundial”.
América Latina sintió esos efectos, y sus poblaciones estudiantiles y obreras reaccionaron con la protesta airada en demanda de sus respectivas mejoras. La respuesta por parte de los gobiernos fue siempre la represión.
En Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Brasil, Argentina, Uruguay y Bolivia estallaron en 1968 varias manifestaciones estudiantiles. Cada una con sus propias características.
El Gobierno mexicano, al excluir las demandas estudiantiles de 1968 cumplió al pie de la letra las presiones políticas de Estados Unidos. Ése el escenario que rodeó a la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de hace 40 años.
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